Trauma, familia y educación
El objetivo de este artículo no es abordar procesos traumáticos graves, sino situaciones o eventos que pueden producir sufrimiento y dolor, y que requerirán igualmente un buen acompañamiento e intervención para minimizar el riesgo de que deriven en futuros traumas que comprometan el desarrollo saludable de niños, niñas y adolescentes. Pero antes abordaré el concepto de trauma, las consecuencias de sufrirlo en edades tempranas y cómo el contexto familiar y escolar pueden erigirse en potentes antídotos que favorezcan y colaboren en el alivio de sufrimientos inevitables y prevengan traumas infantiles evitables. Para ello deberán poder ofrecer cuidados basados en los buenos tratos, el afecto, el respeto, el compromiso y la empatía aquellos progenitores que dispongan de las competencias parentales suficientes para ofrecer un cuidado de calidad y fomentar, en la interacción con sus hijos e hijas, procesos de resiliencia primaria. También las escuelas sensibles al sufrimiento infantil, que con sus buenas prácticas creen sólidos lazos afectivos con sus alumnos, pudiendo llegar a convertirse en maravillosos tutores de resiliencia secundaria. Una magnifico tándem formado por familia y escuela, que logrará ascender pronunciadas pendientes si no se olvida de la importancia de pedalear juntos. La “espina dorsal” sobre el que se asienta tanto el “cuerpo” del artículo como el “alma” de mi práctica profesional es el paradigma de los buenos tratos y el modelo de la traumaterapia infanto-juvenil sistémica, cuyos creadores son Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan.
Autoría: Rodríguez Domínguez, Mª Dolores
Edita: Revista de Neuroeducación – Volumen IV, Número 1, julio de 2023
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