¡No me ven! Racismo daltónico en familias interétnicas e identidad en niños, niñas, adolescentes adoptados o acogidos

Lucía Rabadán Gómez

Ninguna familia adoptiva o acogedora interétnica se identifica como racista, ni ningún hijo o hija adoptivo o acogido asume que su familia es racista. Pero realmente tener un miembro de la familia racializado no convierte a estas familias en antirracistas, a menudo estas familias sufren el denominado racismo daltónico que hace que no sean capaces de ver a sus hijos o hijas tal y como son, niegan su condición racial.

Qué es el racismo daltónico

Qué es el racismo daltónico

El racismo daltónico es el que ejerce la población blanca, en este caso las familias adoptivas o acogedoras, al negar las desigualdades raciales, o los rasgos étnicos, desde su posición de privilegio y no aceptar a su hijo o hija tal como es. Se equipara al hijo o hija a un ciudadano blanco para situarlo en una posición de privilegio, esto conlleva que no se acepta tal como es y no se aborda previamente el racismo.

«Mis padres no me ven china, así que no me ven», esta frase de una chica adoptada de origen chino define el racismo daltónico

Cómo actúan las familias ante situaciones racistas

Cuando hijos o hijas comentan una situación racista en su entorno familiar la primera reacción de muchas de estas familias es la negación del racismo. Como no los consideran personas racializadas, no lo afrontan porque piensan que no van a sufrirlo. Esta ausencia de empatía hace que en muchos casos invaliden y quiten valor a los sentimientos de sus hijos e hijas. No le dan importancia a algo que les hace daño, que les discrimina y les va a acompañar el resto de sus vidas, su condición racial. Ante esta respuesta los hijos e hijas sienten la falta de apoyo y comprensión de sus familias.

Estas actitudes hacen que los hijos e hijas pierdan la confianza en sus madres y padres y no cuenten lo que les ocurre. El silencio y sufrirlo en soledad es un mecanismo de autodefensa que les lleva a sufrir sus diferencias étnicas.

Efectos en el bienestar emocional de hijos e hijas

Los hijos e hijas en entornos familiares racistas sufren el dolor de no ser aceptado realmente, además de la ruptura del sentido de pertenencia familiar, no pueden sentirse parte de una familia que no admite sus diferencias y niegan las desigualdades raciales. Todo el racismo que hijos e hijas sufren a lo largo del tiempo, sobre todo cuando se produce en entornos familiares, da lugar a una vulnerabilidad, a una debilidad, y sobre todo a la aceptación del racismo.

Si las madres y padres aceptan y toleran el racismo intrafamiliar, sus hijos e hijas normalizarán el racismo como parte de su situación, harán de él o ella una persona vulnerable y débil. Es decir, aceptarán que su realidad va a ser racista, en parte es porque en casa se ha tolerado.

Cómo deben actuar las familias

No justificar nunca los actos racistas, algo que muchas veces se hace de forma inconsciente. Ante un comentario racista de algún miembro de la familia nunca digáis a vuestros hijos o hijas ‘no es contra ti, es una gracia, es un chiste, es su opinión. No podéis justificar un acto racista porque esa justificación aumenta el dolor.

Otras de la respuesta menos frecuente es la indignación. Cuando un hijo o hija comunica a su familia que ha sufrido un acto racismo, esta se indigna, no puede permitir que se sientan ofendidos ante un insulto racista, ya que tienen la nacionalidad española.

Lo más importante es defender a tus hijos e hijas ante situaciones racistas, delante y detrás de ellos. Cuando ellos estén presentes y cuando no lo estén. Defender a las personas racializadas es sinónimo de defender a tu hijo o hija, las familias no debéis callaros.

No invalidéis nunca sus sentimientos. Comprendedles y apoyadles, aunque no seáis capaz de entender su dolor. No le digáis ‘no te preocupes, tú no eres chino, indio…’ Dadle la importancia que ellos y ellas consideren, validad todo lo que os cuente.

Generar un clima de confianza y seguridad. Transmi-tirles la seguridad de que pude contaros lo que les ocurre y que le defenderéis, es la única forma de que se sienta seguro y os cuente lo que le sucede.

Tened sentido crítico como familia y no toleréis racismo de parte de vuestros familiares y amigos. Esto implica desaprender muchas conductas que tenemos interiorizadas y volver a ser antirracista.

Un entorno familiar seguro

Las familias adoptivas y acogedoras deben ser conscientes de lo que adoptar o acoger a un hijo o hija racializado implica un plus de dificultad en un país racista, donde su hijo o hija puede ser muy feliz y tener una vida plena, pero esa va a ser su realidad. Padres y madres tienen la obligación de ser antirracistas lo que significa querer y aceptar a su hijo o hija tal y como es, no blanquear o europerizar a un hijo o hija con diferencias étnicas. Tienen que desechar ese hijo o hija ideal que vive solo en su imaginario de proyecto de vida y aceptarlo tal como es.

El racismo hay que abordarlos antes de que ocurra. No se puede afrontar la primera vez que se produce un hecho racista que afecte a tu hijo o hija. lo mejor no te lo cuenta. Si lo abordas previamente le estás dando herramientas y la seguridad de que en su casa puede contarlo.

Aceptar a tu hijo o hija tal como es, con su racialización y prepararlo para esa sociedad que no está ajena a las diferencias étnicas de tus hijos. ‘El amor puede ser ciego al color, pero la sociedad no’ (Marga Muñiz). Las familias pueden ser ciega a sus rasgos y pensar que sus hijos no van a sufrir racismo, porque es totalmente español, pero la sociedad no.

Tolerar el racismo es racista. Muchas veces las familias son racistas porque toleran ese racismo. Tan racista es quien lo comete, como quien lo permite. Las familias adoptivas y las persona racializadas tenemos que ser antiracista siempre, no solo cuando nos afecta a nosotros mismos.

La búsqueda de referentes hace que vuestros hijos o hijas se sientan integrados, que tengan a alguien en quien mirarse. Buscar referentes que les hagan sentirse orgullosos de quienes son.

No podéis evitar que vuestros hijos sufran racismo pero sí darles herramientas para enfrentarse a ese racismo. La mejor herramienta es que tenga un entorno familiar que valide sus sentimientos, le comprenda y le apoye. Obviamente no podéis impedir ese racismo, pero si has hablado previamente y has creado un clima de confianza para hablarlo, quizá esa sea la mejor herramienta. Si le puedes hacer sentir seguro en casa, y a lo largo del trabajo de la autoestima y de la búsqueda de referentes trabajar con él su racialización , la aceptación para que pueda llevar ese racismo de otra forma. Es decir, no lo vas a evitar, pero sí lo puedes paliar y para ello hay que trabajarlo desde el principio. No transmitirles miedo, pero si darles las herramientas para cuando ocurra. No se tiene en cuenta que hablar de racismo no es educar a hijos e hijas para que estén súper alerta porque vivirán con miedo, pero tampoco puedes negar su realidad racial, negar que van a sufrirlo. Hablarle de su realidad racial, de forma adapta a su nivel de desarrollo, aunque sea dolorosa.

Lucía Rabadán Gómez es graduada en Ciencias Políticas y de la Administración, vicepresidenta de la Asociación Andaluza de Adopción y Acogimiento- AFAM y presidenta de AFAM JOVEN

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