Mi viaje: un relato del curso Trabajo de Historia de Vida
A través de este relato queremos compartir los aspectos positivos, dificultades y carencias que manifiestan un grupo de familias adoptivas y acogedoras, del curso Trabajo de Historia de Vida, a la hora de acompañar a sus hijos e hijas en la reconstrucción de su historia, crear las condiciones que faciliten la comunicación de los orígenes y ajustar este proceso a lo que cada niña o niño necesita en cada momento.
Es importante darles y darnos tiempo para la creación del vínculo familiar, para que nos reconozca como padre y madre y para que también nosotros filiemos a ese hijo hija de otro, que le hagamos de nuestra familia, que surja ese sentimiento de pertenencia mutua.
Acompañar a vuestros hijos o hijas en la reconstrucción de su propia historia, ayudarles a comprender y dar sentido a su narrativa personal es una tarea importante y a veces compleja que os ayudada a entender cómo se sienten, cómo se ven, a adquirir una mayor confianza y a mejora vuestras habilidades de comunicación.
En un contexto lúdico vuestros hijos e hijas completan las actividades del libro de vida. Se dibujan a ellos mismos, a sus familias y a todos los elementos que conforman su vida, paso a paso. Habéis vuelto a sacar las cosas de la ‘caja de recuerdos’ y recrear momentos mágicos en los que tiene cabida la palabra, la risa y el llanto, y donde es posible escuchar sus emociones, una estupenda ocasión para charlar y reír. A partir de esta experiencia os sentís con fuerza para tratar de recabar datos de su pasado.
Hice varias llamadas y logré conseguir tres fotos de ella, mi hija estaba muy feliz. No hago más que recopilar datos de su familia biológica, acogida, cultura, costumbres….
El cofre del tesoro, una caja para guardar objetos asociados a su familia biológica, a la escuela y del tiempo que formará parte de vuestra familia, le ayuda a consolidar sus recuerdos y a evitar lagunas en su memoria, a reconocerse en todo su recorrido vital, dar continuidad a sus relatos, afianzar sus recuerdos y las relaciones con su familia de acogida o adoptiva de manera que esta caja y su contenido se conviertan en un símbolo de aspectos valiosos y positivos de sí mismo.
Y en este curso habéis sido las propias familias quienes subrayáis la necesidad de hacer un ejercicio previo de aceptación de la familia biológica.
Sin ese trabajo premio, no seremos capaces de trasmitir un mensaje lo suficientemente adecuado a nuestros hijos e hijas. Ahí estamos nosotros para acompañarles en su dolor. Su mochila está empezando a dejar sitio a las vivencias normales de una niña
Os surgen dudas sobre cuándo empezar a hablar de sus orígenes, si es bueno recordar un pasado doloroso o si hay que esperar a que sean ellos o ellas quienes tomen la iniciativa y hablen de sus experiencias, de sus recuerdos. Es normal que tengáis miedo a hacerles daño, “a meter el dedo en la llaga”, pero la realidad es otra, evitarlo transmite a los niños y las niñas un mensaje más negativo y menos controlable. De manera que, en la medida de lo posible y siempre teniendo en cuenta cada caso en particular, abordaremos esa información y lo haremos con claridad, honestidad y prudencia. Tened presente que tan negativo puede resultar adelantarnos más de la cuenta, como retrasarnos.
En momentos complicados, cuando vuestros hijo o hijas manifiestan rechazo y no expresan sus emociones, la capacidad de empatía, de poneros en el lugar del ‘otro’ y tratar de recrear espacios hacilita la comunicación, como reflejan este relato.
Nos pusimos en situación haciendo como que mi mujer era su madre biológica y yo «pepito grillo”… empezó sin querer hablar hasta que rompieron las lágrimas y empezó a desahogarse.
Retos, estrategias y recursos
Cómo establecer normas, límites, rutinas; cómo mantener la calma; cómo sobrevivir la pareja, la acogida en la familia extensa y la creación de vínculos con el hijo o hija recién llegado, son algunos de los retos más destacados.
Es importante recordar que vuestros modelos educativos familiares no sirven con estos niños y niñas que han sufrido adversidad temprana.
Es necesario ser muy conscientes, sobre todo en los primeros momentos de la convivencia, de la gran cantidad de cambios que se producen, así como las múltiples variables que están determinando nuestro comportamiento y el de nuestro hijo o hija.
Cuidarse, reforzar la relación con la pareja, mejorar la comunicación, bajar el nivel de expectativas y exigencias para que el clima de tensión disminuya, e implicar a la familia extensa, son algunas de las estrategias que os ayudan a afrontar estos retos.
La comunicación debe mantener siempre vivo el siguiente mensaje, ‘entiendo lo que te ocurre, sé que tienes buenas razones para comportarte así porque otros te dañaron, pero nosotros siempre estaremos aquí’. Este discurso hay que hacerlo explícito siempre después de cada conflicto con tu hijo o hija, porque es la única forma de desmontar esa estrategia que han desarrollado para poner a prueba vuestro amor: los desafíos, las malas palabras, la distancia afectiva que a veces muestran, no son más que estrategias que surgen del miedo a perderos.
Valoramos vuestro esfuerzo, motivación y capacidad de aprendizaje y para finalizar, a pesar de los miedos y dificultades, queremos transmitiros un mensaje de esperanza. al final recogeréis sus frutos.
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