La reparación del trauma en la infancia desde el modelo de traumaterapia sistémica infanto-juvenil y su trascendencia en el ámbito de la educación
La escuela actual es testigo y al mismo tiempo protagonista involuntaria de las consecuencias derivadas de los malos tratos en la infancia. Docentes de todas las etapas educativas presencian en las aulas situaciones de hostilidad, apatía, reactividad emocional desproporcionada, comportamiento impulsivo, dificultades para aceptar los límites y la autoridad. Y es que el trauma infantil no entiende de edades, factores sociales o económicos. Aunque su origen se encuentra casi siempre en las etapas más tempranas del desarrollo infantil, las manifestaciones en el aula y sus repercusiones a nivel personal, académico y social acompañan al niño o la niña más allá del tiempo en el que ocurrieron los malos tratos.
El profesorado, en tanto que profesional privilegiado para la detección de factores de riesgo, necesita comprender y adaptar su labor educativa a la hora de dar respuesta a las necesidades que presentan niños/as y adolescentes afectados por trauma, además de para no realizar una revictimización que les coloque en una situación de mayor vulnerabilidad.
La traumaterapia sistémica infanto-juvenil de Barudy y Dantagnan ofrece un marco comprensivo de las consecuencias traumáticas de los malos tratos en la infancia, siendo en la actualidad un modelo terapéutico integrador, coherente y eficaz. Dicho paradigma se nutre de las aportaciones relacionadas con el apego, la psicología del trauma, la psicología del desarrollo, el estudio de las competencias parentales y la resiliencia, ofreciendo un modelo especializado desde una perspectiva metodológica de investigación-acción. Las actuaciones realizadas desde tres niveles de intervención –la persona del niño/a o adolescente, sus cuidadores y los profesionales de los contextos en los que se desarrolla– convierten a este modo de abordaje del sufrimiento infantil –tal como se recoge en la experiencia acumulada de más de dos décadas– en un modelo que permite y favorece la ecología social del buen trato, incorporando en las intervenciones de carácter ecológico-sistémico la figura de la persona profesional de la educación como parte del tejido social para la promoción de la resiliencia secundaria y la reparación del trauma en los tres bloques de intervención, tal como se recoge en la presente propuesta.
Autoría: Martínez Vázquez, C.
Edita: Revista de Neuroeducación Vol.4 Núm.1 – Julio 2023
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