- La mirada: es la expresión física del mundo psicológico y emocional del niño o la niña. Cuando evitan el contacto ocular puede ser un indicador de falta de interés o puede ser una muestra de inseguridad.
- El contacto físico afectivo: la expresión física del afecto o la búsqueda del contacto físico puede ser una manifestación espontánea de aproximación en niños y niñas. Este tipo de expresiones va a depender de la edad, la situación que viva y del grado de confianza que haya desarrollado en su relación con nosotros. Si aprendemos a ser sensibles a este tipo de señales, podemos aprovecharlas para fortalecer nuestra relación con el niño o la niña.
- La voz: el tono, la modulación, la velocidad, etc., son muy importantes porque pueden transmitir seguridad y calidez o por el contrario rechazo o agresividad.
- Expresiones y gestos: los componentes gestuales incluyen un abanico de acciones muy variado e informan del estado emocional del niño o de la niña. La sonrisa favorece las interacciones y es transmisora de aceptación y agrado. No obstante, hay que ser sensibles al resto de expresiones y en especial a la tristeza o la decepción. También conviene observar el tono vital y la energía que ponen en sus movimientos, gestos y expresiones.
- Postura corporal: es la disposición del cuerpo a aceptar o a rechazar a otras personas durante la interacción. Está compuesta por la posición, la orientación y el movimiento del cuerpo.
- Posición avanzada o inclinada: puede transmitir interés, predisposición positiva, apertura al diálogo. Actitud activa.
- Posición desplazada o invertida: puede transmitir desinterés, temor, inseguridad, desconfianza, incredulidad. Actitud pasiva.
- Orientación: es el ángulo con el que el cuerpo se dirige a los demás. Que el niño o la niña se sitúe de frente puede indicar implicación. En un lado puede indicar cooperación.
- Movimiento del cuerpo: puede transmitir energía y dinamismo o pasividad y tranquilidad.
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